
Esta mañana helada
pero de sol risueño,
en la mesa plegable
de nuestro modesto balcón
un par de tazas esperan.
Tu voz tierna y grave
desde la cocina me busca
y me anuncia tu despertar
junto al aroma dulce
del café recién hecho.
No nos falta la caricia
que cicla nuestras miradas
mientras bebemos café
cálido y negro, a sorbos.
Un cielo azul sin nubes
y un par de galletas de miel
también nos conducen
a la felicidad de la vida.
Marysol Salval
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