Al Amor
lo conozco cabalmente,
me acompañó algunas veces
con distintos nombres
(claro, tengo varias vidas
y suturas enteras en el cuerpo)
Y en este punto del camino
en que mi paso vigila
los pinares sin sombra,
el Amor ya no requiere
persuadirse de nada.
Se quedará conmigo
dentro y dulce,
y a pesar del cansancio
y los achaques en trámite,
vivirá en mi y yo en él
hasta la muerte.
Lo mentaré
mi primer amor,
el único
que merecerá
la pena
llamarle así.
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