Pintura: Agnés Mateu
Hay veces que en el amor
el silencio se cobija
en los suspiros del alma,
puede ser llanto o sonrisa.
Detrás de cada suspiro
suele haber un corazón
pidiendo, sintiendo, amando...
Cuando las palabras justas
se niegan a florecer
y las señales no alcanzan,
el silencio abre camino
como dramática flor
para que el otro comprenda
el decir del sentimiento.
Es durante esos silencios
cuando el momento se torna
más reflexivo y solemne
que el valor de la palabra,
y más hondo que el abrazo.
El silencio atrapa entonces
la razón de nuestra mente
y enmascara nuestra voz
para dejar que hable el alma.
el silencio se cobija
en los suspiros del alma,
puede ser llanto o sonrisa.
Detrás de cada suspiro
suele haber un corazón
pidiendo, sintiendo, amando...
Cuando las palabras justas
se niegan a florecer
y las señales no alcanzan,
el silencio abre camino
como dramática flor
para que el otro comprenda
el decir del sentimiento.
Es durante esos silencios
cuando el momento se torna
más reflexivo y solemne
que el valor de la palabra,
y más hondo que el abrazo.
El silencio atrapa entonces
la razón de nuestra mente
y enmascara nuestra voz
para dejar que hable el alma.
© - Marysol Salval
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