Ya vieron tus ojos
el color del tormento
que a golpe de piedra
hundióse en el fondo
como gema yerta.
Ya vieron tus ojos
amarguras inmensas
que en jirones mojados
descolgáronse sin pausa
de asoladas entrañas.
Ya vieron tus ojos
la agonía que oprime
el aire en los pulmones
y que ahoga el brillo
de las noches claras.
Ya vieron tus ojos eso
y más también vieron,
imposible cuantificarlo,
sólo tú ante el fuego
que quemó la pira que miraste.
Pero una nube de luciérnagas
ha de venir de pronto desde el alba,
será el faro que redima
la neblina en tu mirada,
y el llanto se hará sonrisa
y fresca brisa aliviará el respiro,
suspiro del alma desprendido,
rama de verde olivo
que llevará en su pico
un ave blanca.
1 comentario:
Marysol!
Tanto tiempo... que hermosura de poema como siempre me encanta leerte!
Bellísimo :)
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