Ciudadana del mundo, de aqui y de allá. Enamorada de la vida y agradecida de Dios. Le canto al amor en todos sus matices.







12/02/2011

Ciudad



Murallas altas
Se levantan sin recato
En torno a mí
Inconmovibles,
Ante el interminable rugido
De los autos que surfean
Inclementes el asfalto.

Giro la cabeza
De un lado a otro
Mi mirada se detiene
Ante la tenue luz
De las escenas que se asoman
Por los ojos del ladrillo,
Yo buscaba un respiro
Y lo descubro,
Apenas perceptible
Tras el tul de las ventanas
De los grises y pétreos edificios.

No sé bien en que momento
Brotó desde la tierra
Todo este concreto
Que se enfila por las calles
Estático y sombrío
Como un grupo de viejos
Paralíticos  y tristes
Intentando recordar
La infinitud del bosque
Que danza alegre
Ante el canto de las aves.

No sé bien en qué momento
Se posó la ciudad
Sobre mis hombros,
Desmedido cargamento
Que ha doblegado mi espalda
Obligándome a mirar el suelo
Y alrededor de mi, insensibles
Las estáticas murallas…

No murmuran
Los  seres de mis bosques
No murmuran
Las hadas de las aguas
Ya no escucho
 El silbido de los céfiros
Ya no escucho
El cantar de las cigarras
Sólo tengo este momento
Como niño temeroso
Atrapado en el pálido cemento
Apenas audible
Entre el rugido de los autos,
Y mis palabras
Aprendiendo a urbanizarse
Apilándose como piedras
Una sobre otra
Grises y estáticas.


© - Marysol Salval





3 comentarios:

Luis Antonio dijo...

Me considero bastante urbanita, pero no soy inmune a la belleza natural que tan bellamente muestras en tu poema.
Un abrazo

sinespacio dijo...

Vibrantes versos en clave de tristeza que comparto absolutamente Marisol.
Después de vivir 12 años en el sur de Chile me reconozco completamente en tus magníficamente bien hilvanadas palabras que establecen tan bien la diferencia entre lo rural y la gran urbe... pensar que hay gente que le encanta la metrópoli y que jamas saben escuchar los sonidos ni oler los aromas de los pueblos pequeños y el campo...
¡Cuanta nostalgia!

RAMPY dijo...

Feliz Navidad