Quédate conmigo

Quédate conmigo
sereno
calmado como un atardecer de nubes y de besos.
Cercano a mi espíritu y mi pecho
como la joven primavera que ahora nos envuelve.
Quédate junto a mis dichas y mis desvelos
junto a mis dudas
junto a mis besos y mis abrazos
que la mañana nos devora y nos aleja
que la mañana es el tiempo,
que la sonrisa de tu alma es un precioso regalo.
Que tú me perteneces
y que yo te extraño.
Que ya no quedan dudas que interponer
para nuestros sueños.
Que te amo.

Tú me sorprendes
con el misterio de tu sencillez enorme
tú me das fuerzas
cuando se me quiebra la palabra
y aparece la desdicha.
Eres mi fe y mi baluarte
mi general y mi sentencia
la tranquilidad de mi corazón
la fragilidad de mis horas
cuando pasan los minutos.
Si acaso te marcharas
cómo no fuera una mentira
cómo no fuera.
Cómo no existiera el orbe infinito del poema
cómo no existiera.
Como no me amaras
morirían los árboles y la tierra que alimentas
morirían las lunas y los soles
morirían si no me amaras.
Desplegarían sus voces las montañas
y recorrerían los ríos la pena de los hombres.
Si acaso te marcharas
olvidarías que te quise
olvidarías más promesas que palabras
la confianza del mañana.
Por tanto,
no hay lugar para la huida de mis ojos
ni escondite para tu boca de mis besos
no hay tanta luz para dar sentido a este mundo
que la de tu pecho
que me yergue entre todos y todo
que lo imposible es el contenido más certero
para llamarte día a día.
Que te quiero.

Que me encuentro más pequeña
cada vez que te me ofreces
que me ofreces la vida
que me ofreces los sueños.
Quédate.
No me importa cuánto ni cómo
no me importa la razón, ni el juicio.
Quédate en el camino que nos lleva
al corazón de ambos.
Quédate estrechando
la magia de lo que hemos hecho
la sentida creación que da aliento a nuestros cuerpos.
Quédate más que nadie
más que nada.
Ni el aire
ni la muerte que siempre acecha.
Quédate junto a mí, mi amor,
que no es muy tarde.

2004