Ciudadana del mundo, de aqui y de allá. Enamorada de la vida y agradecida de Dios. Le canto al amor en todos sus matices.







6/15/2012

Alas negras


A veces desconfío
de la trampa que me tiende la palabra,
con ese arrebato ceremonioso con que brota.
Cascada lujosa y brillante,
perla luminosa que lleva los cielos hasta mi boca,
o piedra oscura que me arrastra al fondo del abismo.

No sé de donde surge,
viene de más lejos de mi pecho,
es río que discurre por su propio cauce,
fluido febril, vértigo íntimo que sangra en llaga abierta.

Desconfío de ella a veces, ya lo he dicho,
sobre todo cuando es sombra,
se sube a la punta de mi lengua,
y desde allí se lanza temeraria en caída libre ,
va llorando la cítara que está cosida a mis entrañas,
descuelga mis banderas como ramas mustias,
navega como barco llevando mi alma vela frente al huracán
y me deja luego inerte y desnuda en playas inciertas.

Así es esta palabra sombra,
que se ríe de mí cuando nos sentamos frente a frente.
Inevitable no poder evadirla, ella sabe domesticarme,
se pasea en mi cerebro soberana,
greda húmeda que se amolda a la altura de la noche,
y le da forma a los misterios que se esconden
en la inquieta tempestad de mi cabeza
 y luego los lanza al aire,
 pájaros brunos que se dispersan.

Entonces, yo me aferro a la otra voz
que también tiene su sitial en mi garganta,
otra voz más límpida y clara que sobrevive al naufragio,
otra voz que desafía valiente,
con su lámpara encendida,
 a esa bandada de alas negras.




         © - Marysol Salval 


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